Dune, un planeta no es suficiente
Por algún motivo que no incluye la globalización, Dune se estrena con fecha retrasada en nuestro Pais (Arg), corriéndonos un poco de las primicias y las novedades de este suceso tan importante para el mundo cinematográfico como su estreno. Este gran estreno estuvo envuelto en expectativas previas muy altas; primero por el reparto, todos ellos actores en ascenso en los personajes principales y renombrados y conocidos en los secundarios y segundo por el gran despliegue de producción que significaba intentar adaptar una vez más un film que no puede ser recortado, ya que cada detalle en la historia es importante para apreciarla y entenderla como es.
La historia comienza con una narración, la vieja y confiable, una forma inteligente de darnos un preámbulo sin un dialogo informativo (que suelen ser horribles) y situarnos en donde estaríamos en ese presente lleno de cambios, que comparándolo con la versión anterior, esta si fue totalmente comprensiva en todo sentido, tanto lineal como metafórica y sobre todo argumental para que todo lo anterior funcione de una forma artística, no es por desmerecer en absoluto a Lynch (el director de la 1era adaptación cinematográfica), pero queda más que obvio que Villeneuve (el director de esta nueva adaptación) la vio mas de una vez para no repetir los mismo errores y en efecto lo hizo bien y disfrutable para todos los públicos.
La casa Atreides se presentan como los protagonistas buenos e impolutos de esta historia, una familia de nobles que todo lo que hizo fue hacer las cosas bien durante generaciones y ahora por ese motivo se les ha encomendado administrar el planeta Arrakis, que no es un planeta cualquiera, ya que tiene el bien más preciado para todas las casas; la especia, un material que solo se consigue en ese planeta y es el combustible para las naves además de fortalecer poderes, sin embargo quienes se fueron de ese planeta, la Casa Harkonnen los administradores por 80 años, solo cosecharon la peor reputación entre las casas siendo su retirada una antesala para sus futuras acciones.
Paul Atreides (Timothée Chalamet), en quien se centra esta primera parte de la historia, es representado como un joven solitario, melancólico pero atravesado por la ansiedad de lo que él representa para su familia, sobre todo para su padre quien sucedería si todo sale bien en un futuro lejano. La casa Fremen quienes serán muy importantes en la segunda parte, en esta entrega es de la que menos se habla, pero mucho se murmura, originarios de Arrakis, los nativos del planeta que irónicamente no tienen ni el derecho de los bienes de su tierra y son administrados por la casa elegida de turno. Pero Los Fremen no son mártires y resisten esporádicamente diferentes represalias, sobre todo con la anterior casa.
Esta gran introducción empieza a desarrollarse con los Atreides ya instalados en Arrakis, ellos ven que las cosas no fueron dejadas en las mejores condiciones y que tal vez la nobleza de su casa no fue el objetivo principal del porqué ellos fueron convocados para administrar la “especia”.
Dune es un film donde los modos y las palabras tienen igual de importancia que los hechos, con una fotografía soberbia supieron explicarnos las motivaciones y actitudes de cada personaje además de lo que debemos esperar de ellos.
Lo mejorcito
Buena fotografía y momentos, recursos bien utilizados, una nueva forma de ver un clásico.
Lo peorcito
Tal vez abusaron de las visiones del personaje de Paul.
Valoración
4 / 5
Sinopsis
Duna” es el viaje mítico y cargado de emociones de un héroe. Cuenta la historia de Paul Atreides, un joven brillante y talentoso nacido con un gran destino que trasciende su comprensión; él debe viajar al planeta más peligroso del universo para asegurar el futuro de su familia y su pueblo. Las fuerzas malévolas estallan en un conflicto por el suministro del recurso más valioso que existe (un producto básico capaz de activar el mayor potencial de la humanidad), que se encuentra exclusivamente en ese planeta. Sobrevivirán solo quienes puedan conquistar su miedo.