“Cuando despertó la poesía todavía estaba allí” es el microrrelato que Augusto Monterroso no se animó a escribir. O tal vez, la poesía es ese dinosaurio. Tan vieja como las maderas con las que se construyó la cuna de la civilización occidental en Grecia. La poesía vivió primero en los relatos orales de las primeras épicas, pasó por los juglares medievales, estuvo en la pluma de Neruda que le valió un Nobel y llegó a nuestros días. No hay lista de los más vendidos que contenga un solo libro de poesía pero ella siempre está dando vueltas. Es la favorita de los escritores por más que estos después solo quieran escribir una saga de cinco o siete libros. La llama está baja, en piloto, pero la poesía siempre está. En distintos flancos, camuflada en las canciones, recitada, vistiendo un cuaderno, destrozando a una ex pareja, pero está.
Poesía tradi
Leer poesía, admirarla, comprenderla, practicarla, escribir poemas propios. Cambiar palabras, tachar, tirar a la basura, pasarlo a la computadora, reunirlos en un libro, editarlo y publicarlo. La labor del poeta clásico sigue viva en su formato más tradicional. Virginia Caresani fue en principio narradora pero ahora se volcó a la poesía porque siente que expresa mejor lo azaroso de la vida. “La poesía es un explosión que me permite explorar el vacío, y atesorar el lenguaje como un medio y un fin al mismo tiempo”, dice Virginia, quien estaba próxima a sacar su primer libro de poemas con la editorial Peces de ciudad hasta que el maldito COVID-19 le atrasó los planes.
“La poesía renueva el lenguaje, hace que nos detengamos en aquello que resultaba automático, hace respirar a la literatura e inspira a la música, la poesía es esperanza porque expresa y motor porque saca al lenguaje de su mera función informativa y nos propone jugar con frases, palabras y hasta ideas por el solo hecho de jugar”
Virginia Caresani
Para ella, esa función renovadora del lenguaje que tiene la lírica hace que critiquemos los automatismos y por lo tanto considera que la poesía es política y revolucionaria.
Fernando Aíta sacó en 2019 uno de los mejores libros de poesía del año, “Poemas para no ir a trabajar” por la editorial La libre. Concuerda con Virginia que la brevedad y la falta de lógica de los poemas es algo que le gusta.
“No escribí novela todavía, imagino que requiere bastante energía sostenida. En escritos más breves se puede avanzar en varios textos en simultáneo”
Fernando Aíta
Él cree que la decisión de publicar en papel no está motivada por lo económico sino por el gusto (¿fetichismo?) de leer en papel. Apuesta a la circulación física por otros circuitos, que no tiene por qué excluir la publicación en la web (inundada de contenidos). Por último, opina que, esté o no de moda, la poesía tiene una enorme vitalidad como lo indican los catálogos crecientes de varias editoriales y en la cantidad de lecturas, ciclos y festivales.
La poesía instagramer
Algunos dirán que la poesía se adaptó a las redes sociales, pero la realidad es que las redes sociales encontraron la poesía. El fenómeno de los instapoetas está en ascenso, irónicamente, en la red social más superficial del mundo. Estos han convertido algo que no sale como imagen sino como texto en los posteos más likeados. “Al principio boludeaba. Escribía y solo buscaba plasmar sentimientos en esos versos. Agarraba un poema de Oliverio Girondo, le cambiaba las palabras y se los dedicaba a mi noviecita, a los 14 años. Ahora entre líneas trato de dejar algún mensaje. Y la gente que me sigue lo sabe”, dice El Freud de la villa, (no se sabe si le gustará dicho título) un instapoeta con más de noventa mil seguidores. Él explica que la poesía en Instagram apunta a ese público de la red social, a lo popular, se podría decir. Y asegura que mucha gente le escribe contándole que no lee libros pero si sus textos o de otros colegas. La poesía en Instagram debe ser corta para captar la atención del usuario que está scrolleando todo el tiempo. “El mundo ya se maneja así. Va lo breve, lo efímero. Después pasa de moda, pero en estos momentos mucha gente se está expresando en poesías cortas y a cara de perro”, comenta El Freud y coincide que tal vez se busca todo el tiempo la frase de remera y que incluso le han recomendado hacer eso.
“Creo que es una especie de mercantilización de la poesía. No es el fin, ni tampoco creo que una remera acerque a la gente a leer”
El Freud de la villa
El Instagram de Pablo Cristin mezcla poesía con su talento para el diseño gráfico. Sus seguidores ven más que un texto en blanco y negro donde poner corazón. Pablo los atrae primero con la vista para después retenerlo con su poesía. “Las redes hicieron mucho más cortos varios formatos artísticos, entre ellos la escritura. Lograron desestigmatizar a la poesía, reviviendo frases cortas, poesías de una carilla con ideas directas o no. También se usa mucho para militar distintos ideales. Ahora de hecho, creo que cuesta más leer un texto largo en una pantalla que una poesía”, dice Pablo quien define su poesía como reflexiva, lateral e intensa. Afirma que trata de escribir la poesía entera en el momento y lugar donde aparece, dejar plasmada la primer impronta, que le resulta más interesante que un texto demasiado rebuscado.
“Lo único con lo que soy obsesivo es con los sinónimos, elegir la palabra justa en cada lugar y no hablar mucho de más”, Pablo Cristin.
En su red social, @Peblix, no tiene una relación escritor/lector con sus seguidores sino de colaboradores mutuos. Él considera que ellos son fundamentales para el texto con sus comentarios, correcciones y opiniones. “Poder compartir la poesía de uno y poder completarla con los pensamientos de otres casi instantáneamente es muy positivo. También con algunas convocatorias y juegos. Por ejemplo, una poesía entre todes en un cadáver exquisito, entre otras cosas”, cuenta.
El viejo oficio de recitar
En un principio la poesía se recitaba y se cantaba. La memoria y la capacidad actoral de los aedos en los banquetes griegos expandían las hazañas narradas por Homero. Lejos de desaparecer, esta puesta en escena de la poesía continúa de la mano, o de los cuerpos mejor dicho, de los artistas que se presentan en los Slam de poesía.
Romina Taccone es una de las fundadoras de Slam Zona Oeste junto a Lucero Sileo García y Camila Riviere. Un slam es una competencia donde distintas personas que les gusta escribir comparten sus escritos ante el público y un jurado. No se limita solo a la lectura, lo performático puede resultar muy importante también. Como toda competencia tiene sus reglas: la lectura de tu texto no debe superar los tres minutos con veinte segundos, cumplir con la temática que se pide (a veces son libres) y el que recita no puede desnudarse en el escenario.
“La poesía viene del ser, no creo que haya diferencia categórica entre un poema de libro y la que se escucha en el slam”
Romina Taccone
De hecho, la editorial Duniashka Ediciones va a sacar una antología con todos los primeros y segundos puestos de los slam organizados este año desde enero hasta octubre. “Hay mucho de catarsis dando vuelta por la poesía slamera. Une hace catarsis con la sociedad, con une misme, con un ex”, cuenta Romina sobre las temáticas que más se abordan en los micrófonos del slam. “Se tratan los mismos temas de toda la vida pero tal vez desde otras teorías de la escritura y tal vez ahora queremos romper un poco con todo desde algún lugar”, afirma Romina y asegura que una de las principales diferencias con la época pasada de la poesía es el uso del lenguaje inclusivo.
“La poesía como lugar de política es fundamental en este momento. Como une escribe, pronuncia y dice es una posición en torno a lo que se está debatiendo actualmente”
Romina Taccone
Solo editamos poesía
Como dijo Fernando Aíta mucho, mucho más arriba, se ve el crecimiento de la poesía en la cantidad de editoriales que se volcaron a publicar solo ese género. Halley es una editorial argentina que nació en diciembre de 2017 y está abocada principalmente a la poesía, con más de cincuenta títulos ya en su colección, entre editados y en proceso de edición. Si bien la bandera de la editorial es y será la poesía, también tienen una colección de Narrativa en verso.
“Edito poesía porque quiero editar lo que me gusta leer, la poesía es el género que más me gusta. Es además al que dedico mi escritura personal”, dice Mariana Kruk, editora de Halley. Afirma también, que hay pocas editoriales enfocadas puntualmente en la poesía, “que se dediquen a”; y que Halley tiene su nicho ahí, como un espacio para autores y lectores que buscan eso. Con los últimos años marcados por la profunda crisis económica, las editoriales han sido golpeadas con fuerza; y teniendo en cuenta que, salvo excepciones, los libros narrativos venden más que los de poemas, parecería un suicidio comercial enfocar una editorial completamente a ese género.
“Tener una editorial independiente por lo general no es muy redituable, por eso priorizo el placer de llevarla adelante de una manera personal. No la pienso comercialmente, aunque lo comercial es parte necesaria y eso es innegable. La pienso, por cursi que suene, con el corazón”
Mariana Kruk
Sin embargo, la editora cuenta que, a pesar de las grandes bajas en las ventas, se puede seguir adelante siendo cautelosos y haciendo tiradas más chicas. “Creo que la poesía le da al lector algo que la narrativa no, y es eso de verle el hueso al poeta. En el mejor de los casos, si un verso nos llega como lectores, ocurre ese milagro de sentirnos reflejados en él. El poeta es algo que digo siempre, es un traductor. Que otro diga por nosotros lo que nosotros mismos no podemos decir es una magia propia de la poesía”, dice Mariana.
La poesía está en todas partes. En la música, en las redes, en un discurso, en el papel que te escribió tu pareja por el aniversario, etc. Ataca por todos los flancos, incluso por los inesperados. No está en la lista de los más vendidos pero todos los escritores que aparecen en esas listas compran libros de poesía y ruegan, al santo inexistente de la literatura, poder escribir poesía de la misma forma. Porque la poesía es eso que todo escritor quiere hacer pero a pocos les da el ancho. Es ese texto que con un puñado de palabras dice más que una novela de mil páginas y, además, es más difícil de hacer. La poesía nunca paso de moda porque nunca estuvo de moda. Las modas desaparecen, la poesía no. Como el dinosaurio que estará allí cuando despertemos.