“AUNQUE AL MONO LE DES TODO LO QUE QUIERA, MONO SEGUIRÁ SIENDO.”
Aclaro: Esta película no es apta para aquellas personas que no tengan tolerancia a ver un mono en pantalla grande y desprecien la metáfora usada, catalogándola de “mal cine”. Cada quien tiene sus gustos, y cada uno tiene el derecho de conectarse con quien quiera en una película. Comencemos.
Michael Gracey es un director que, cuando le toca hacer musicales, no se conforma con entregar un número musical simple y ya está. Por eso mucha gente odia este género: algunos lo utilizan tan mal que el público se siente incómodo, siente que los sacan de la historia y los obligan a ver algo que resulta ser una tortura. Algo como lo que pasó con “Joker 2” o “Emilia Pérez“.
La clave es que la historia debe acompañar en todo momento, y el musical debe aplicarse de forma respetuosa, con una transición tan creíble que la gente lo considere un espectáculo impresionante.
Eso es lo que hace de Gracey un director tan excepcional. Todo lo que toca lo transforma y, en ningún momento, se limita. Gracias a su vasto conocimiento sobre documentales de conciertos, sabe cómo tratar a la audiencia con respeto y cómo llevar el espectáculo de la música al terreno de una sala de cine.
Tal vez la gran mayoría de los jóvenes de hoy no sepan quién es Robbie Williams, y esta película es un gran ejemplo de cómo contar su historia, convirtiéndola en una biografía en la que él mismo se representa como un animal, dándole al espectador un sentimiento de curiosidad y hasta de empatía con un personaje que es ficticio, pero que a su vez es real. Acompañando al protagonista, un casting más que correcto, en donde todos tienen importancia en la historia y más de una aparición sorpresa, todo desde la narrativa del mismo Robbie.
Es una biografía bien cuidada, donde no se enfoca solo en la tragedia como se hacía antes. Aquí la tragedia es una situación por la que cualquiera podría pasar, pero no es el centro de atención; lo importante es cómo su protagonista logre superarla, y funciona estupendamente bien.
El uso del CGI por parte de una productora casi desconocida es admirable, hasta perfecto. Cada detalle, cada plano, en ningún momento te saca de la película, sino que te sumerge cada vez más en ella, hasta el punto en que sientes miedo, nervios, tristeza y llanto. Una sensación que demuestra el éxito de esta producción y que merece un reconocimiento mundial.
Ni hablar de las coreografías, que es el punto central de la historia, en donde, en vez de dar vergüenza ajena, te meten dentro de un videoclip muy al estilo del principio de los años 2000, con secuencias exageradas, primeros planos, una edición descontrolada y constantes planos secuencia en donde se demuestra el esfuerzo empleado en la producción, todo a manos de un director que hizo en su filmografía “The Greatest Showman” (2017), así que es mucho decir
En conclusión, ¿le fue mal en taquilla afuera? Sí, pero muchas excelentes producciones han pasado por esta situación y, con el tiempo, el boca a boca las ha elevado al podio donde se encuentran ahora. No dudo que una pelicula tan personal y admirable como “BETTER MAN” llegue a lo más alto en la memoria colectiva, incluyendo a las redes sociales. Si eso pasa, será una obra inolvidable.
VALIDACIÓN: A
Sinopsis:
La historia de Robbie Williams, uno de los mejores artistas del mundo, las experiencias que lo convirtieron en quien es y los demonios con los que luchó tanto dentro como fuera del escenario.
Ficha Técnica:
Dirección: Michael Gracey
Producción: Paul Currie, Michael Gracey, Craig McMahon
Guion: Michael Gracey, Simon Gleeson
Música: Batu Sener
Fotografía: Erik Wilson
Montaje: Jeff Groth, Spencer Susser, Martin Connor, Lee Smith
Protagonistas: Robbie Williams, Jonno Davies, Steve Pemberton, Alison Steadman
Productoras: Sina Studios, Facing East Entertainment, Rocket Science, Lost Bandits, Footloose Productions
Distribución: Roadshow Films (Australia), Paramount Pictures
Distribuidora nacional: Diamond Films
Trailer:
Por Erik Mukowoz.
Más notas de Erik aquí.
