10 tips para ser escritor
Día 74014 de cuarentena. Ya leíste todo los libros de la biblioteca, viste todas la películas de Netflix, hiciste lodos los desafíos que viste en redes sociales y ¿ahora qué?. Son estos momentos que nos llevan a hacer eso que siempre nos llamó la atención pero nunca hicimos por falta de tiempo o, directamente, porque ese interés era fuerte pero no tanto.
“Yo podría escribir una historia mejor” te decís después de ver la última temporada de esa serie que te defraudó. “Esto que me pasó es para una película” pensás después de ese último desengaño amoroso que no viste venir. Entonces agarrás un papel, una lapicera y te pones a escribir.
La escritura es un arte como tantos otros que nos proponemos a hacer porque nos pareció una buena idea. Esto no significa que por escribir unas líneas a modo de catarsis, sea nuestro sueño ser escritores. Porque, siguiendo esa lógica, donde están todos los músicos que tomaron unas clases de guitarra o vieron tutoriales de YouTube para sacar Tan solo de Los piojos con la armónica. En qué museo están los cuadros de todos los que se terminaron, en una tarde, un libro de mandalas para pintar. La escritura puede ser eso también, un hobby, una forma de matar el tiempo, un psicólogo que no te contesta y solo repite todo lo que te está molestando. Sin embargo, como sí hay guitarristas que siguieron después de esas clases y hay escultores que siguieron después de hacer esos adornos con porcelana fría, hay gente que no pudo dejar de escribir después de esa primera vez. Ya va por su centésimo cuento o terminando su primer novela. Si sos de estos últimos, bienvenido. La escritura como todo arte no tiene un método pero si hay una especie de consejos que uno puede seguir, o al menos considerar, para poder avanzar. Avanzar a quién sabe dónde. A dónde vos quieras en primer lugar.
- Tips de quién:
Empecemos por este punto cero a modo de aclaración. ¿Quién se cree este pobre diablo para darme consejos de escritura? Tienen razón. Por eso los encargados de dar estos tips van a ser escritores consagrados de la historia. Tomamos los consejos que más se repiten entre todos los grandes autores para configurar un decálogo ¿definitivo? De cómo ser escritor.
- 1- Escribir es disfrutar
El archí prolífico escritor Stephen King dice en sus consejos para escritores “Escribir tu libro se trata de ser feliz”. Estamos de acuerdo en parte. Si le preguntás a un escritor por qué escribe tal vez se tome toda su vida para contestar. Incluso muchos sufren por sentir que lo que escriben no es bueno. Tomemos el ejemplo de Alejandra Pizarnick, cuya preocupación por lograr superar la perfección del silencio está en varios de sus escritos. Pero eso es algo de lo que debemos preocuparnos después. El escritor debe divertirse escribiendo. No importa que tu historia sea una tontería, si te estas divirtiendo escribiéndola eso es lo único que cuenta. Puede tener cientos de clichés, personajes mal construidos, escenas descabelladas y demás, no importa. Siempre habrán otros locos que se rían de esa historia como vos te reíste escribiéndola. Dónde quedarían tantas películas bizarras de terror si uno no puede escribir pavadas divertidas. Recordar lo que dice el premio nobel Gabriel García Márquez: “Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo”
- 2- Lee mucho y escribe mucho.
Ese es, quizá, el tip que más se repite entre todos los escritores. ¿Cómo se llega a ser escritor? Escribiendo ¿Cómo se aprende a escribir? Leyendo escritores buenos. Parece lógico, pero no se aplica. “Yo tengo la imaginación para escribir sin necesidad de comerme una biblioteca entera”, tal vez sí, pero es poco probable.
“Vive en la biblioteca” rezaba el consejo del escritor Ray Bradbury. “Lee a los clásicos” decía Virginia Wolf, “Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo”, Aconsejaba, más puntual, Horacio Quiroga. Y así se podría seguir con varios escritores recomendando lo mismo. La escritura no se enseña pero se aprende. Está explicada en todo lo que se ha escrito. Ahí se encuentra todo: cómo describir, cómo ser escueto, cómo construir personajes, cómo crear un misterio, cómo resolverlo, etc.
Lo mismo pasa con escribir. No podés esperar que tu primer o segundo escrito sea una maravilla. Eso ocurre solo en dos ocasiones: Con los genios y con los que se tomaron una vida para preparar esa primer obra. Las estadísticas indican que los genios son un bien escaso, y para qué esperar a la vejez para publicar algo. Es más probable que produzcas una obra maestra entre mil escritos que sacar un clásico universal a la primera.
- 3- Cree en ti mismo.
Olvídense de esa discusión sin sentido de “soy escritor”, “no soy escritor”, “un escritor es quien…”, “para ser escritor debes…”. Si escribís, sos escritor. Si pintás, sos pintor. Si tocás un instrumento, sos músico. Ahora, ¿Eso pone a la par al que escribió su primer cuento y a Cervantes? No, ambos son escritores, pero son escritores de distinto nivel. Todo lo que se hace para expresar un sentimiento es arte pero no todo arte es digna de un museo. No por eso tenés que relegar todas tus creaciones como el inútil esfuerzo de un soñador. Es tu obra, es tu esfuerzo y eso vale. Vale más de lo que crees pero no tanto para que te la creas. “No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético”, dijo el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti. Tenés que sacarte esa presión de gustarle a los demás. Primero tenés que gustarte a vos mismo. Hemingway es un poco más duro: “Por el amor de cristo, escribe y no te preocupes por lo que los muchachos dirán, ni de si será una pieza magistral o qué”. Si tu obra te gusta es motivo de felicidad. Lo importante es que, entre millones y millones de lectores, puedas encontrar uno que le guste como te gustó a vos. Solo uno, eso le da vida. Luego el tiempo irá acomodando todo. No hay muchas frases que lo admitan, pero los escritores profesionales escriben pensando en la crítica. Esto es algo que te llegará si escribir pasa de tu pasión a tu trabajo.
- 4- Escribir es mentir.
Hay un blog llamado “La arquitectura de la mentira”, del escritor Pablo Ramos. Le puso ese nombre por que escribir es organizar de la mejor manera una mentira. Escribir es mentir, inventar, exagerar, doblar, agregar chimichurri. “Escribe sobre lo que sabes” reza un refrán clásico de escritura. Y sobre qué sabe más uno que sobre las propias experiencias. La autobiografía es parte de una obra, incluso cuando el autor quiera ocultarlo. De hecho, la escritura del “yo” es muy popular hoy en día y las redes se llenan de poemas sobre como X toma birrita mientras llora por amor. Pero escribir es mentir o, al menos, deformar algo lo suficiente para hacerlo interesante. “Mantén un concepto inclusivo de la propia experiencia”, decía el escritor William Faulkner. Lamento defraudarte pero tu vida no es tan interesante, y menos la de aquel que te jura que con su vida podrías escribir una película. Por lo tanto hay que mentir. No se murió tu perro de moquillo, se murió en una pelea contra una jauría de lobos por salvarte la vida. No te suspendieron del trabajo, te echaron por tener un affaire con la esposa del jefe que es un golpeador empedernido y mandó a la mafia a que te mate. Esa salida aburrida de fin de semana fue en realidad una orgía de excesos que terminaron en una persecución por toda la ciudad. “Para mí el ideal no es reflejar la realidad tal como es, porque tal como es, sobre todo la realidad actual, la estamos viviendo, la estamos leyendo en la prensa, la estamos viendo por televisión, estamos viviendo todo nuestro mundo actualmente, día a día, entonces no podemos repetir lo que está diciéndose. El escritor tiene que crear otra realidad” (Juan Rulfo).
- 5- Elimina la presión.
Nadie espera que hagas el próximo clásico de literatura universal, con que sea una obra entretenida basta. Nadie espera que superes a los grandes escritores que leíste toda tu vida. “Esto ya se dijo en el punto tres, creer en uno mismo”. Bueno, sí y no. Esta sería la otra cara de esa moneda. Creer en tu trabajo no significa que este sea una gema y no tenés que desvelarte esperando que lo sea. Como dijimos, los escritores más experimentados sufren por sus escritos, buscan que sean perfectos y nunca lo van a lograr. Si querés hacer un cuento al estilo Cortázar, podés hacerlo sabiendo que no vas a ser Cortázar. A tu obra le van a faltar palabras cuando pensés que le sobran y le van a sobrar cuando pensés que le falten. Nunca vas a poder ser original, la originalidad no existe. El escritor está escribiendo las mismas cinco o seis historias desde que se inventó la narrativa. “No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo”, dijo Juan Carlos Onetti. Lo importante es como cuentes esa historia. La leyenda de Perseo y el minotauro ya existía pero eso no le impidió a Borges escribir La casa de Asterión.
- 6- Acepta las críticas.
Un escrito no cobra vida hasta que no se gestó en la mirada de otro. Si está guardado en un cajón siempre va a ser lo que vos pensás que es. O una genialidad o una aberración. Dijimos que no pienses en los demás al escribir pero la verdad es que se necesitan las lecturas de los otros para tener las críticas necesarias. Un escritor tiene ego y la crítica no le pasa por la garganta ni con todo el café que presume tomar. “Encuentra un buen beta lector”, aconseja Margaret Atwood. Dar a leer a alguien de confianza tu trabajo es fundamental. Su mente no está cargada con todo lo que vos pensaste sobre la obra. Vos sabés por qué ese cuento termina así, porque así lo planeaste. Pero, ¿si otra persona no entiende el final?. Tenés dos opciones o esa persona es un tonto que no puede hilvanar una historia o tu historia no está bien hilvanada. Aquí retomamos al tip 0 ¿Quién es este pobre diablo para decir que mi escrito no es bueno? Pues, es alguien que no escribió eso y no lo quiere como a un hijo como lo hacés vos. “El primer borrador es una mierda”, decía el siempre sensible Hemingway.
- 7- Las acciones no se cuentan.
Este es uno de los trucos más importantes de la escritura de ficción. Es lo que separa una historia interesante de una aburrida. Es normal que uno intente describir y contar todo lo que pasa. Pero ahí le estás quitando protagonismo al lector. La imaginación es tan hermosa, ¿por qué limitarla diciéndole al que lee todo lo que tiene que figurar en su cabeza? “No me digas que la luna brilla, muéstrame el brillo de la luz en un vidrio roto”, aconsejaba Anton Chejov. La excesiva lectura de clásicos anteriores al siglo XIX puede llevarnos a pensar que escribir bien es contando más. No se puede escribir para el siglo XXI con la mentalidad de los lectores del siglo XVII. Pero eso lo veremos en breve. No es necesario contar con lujo de detalles la ropa de cada persona que vas a introducir al relato. Si decís que el hombre se desajustó la corbata para que se le seque el sudor ya estás contando: que hace calor y que el hombre tiene una camisa. Hay muchos libros que abundan en detalle. Son también los ejemplos perfectos para los libros que enseñan cómo leer más rápido saltándose lo que no es necesario.
- 8-El escritor es una máquina de aprendizaje.
El escritor debe ser un océano de conocimiento aunque este solo tenga un metro de profundidad. “El proceso de aprendizaje dura toda la vida”, decía Isac Asimov. La hoja en blanco es el peor temor de un escritor y la mejor forma de evitarla es tener la cabeza llena de conocimientos que nos permitan siempre tener de qué hablar. Nick Hornby, autor de Alta fidelidad, hizo casi una carrera con su gusto por la música. El Negro Fontanarrosa pudo escribir grandes cuentos de Fútbol por el conocimiento que tenía de este deporte. Es más fácil escribir como Bukowski saliendo a tomar algo por ahí que quedándonos en casa leyendo lo que hacía Bukowski. Aprender no es solo tomar un libro y memorizar todos los detalles de las naves de guerra que aparecen en La odisea de Homero. El escritor debe aprender de la vida, ya que cada cosa que esta nos ofrezca puede ser una historia o un personaje. “Enamórate de las películas”, aconsejaba Ray Bradbury y también decía “Amuebla tu cabeza” en referencia a llenarla de conocimientos. Si querés que la gente al leer tu obra diga “entendí esa referencia”, debés tener la suficiente cultura general para poder incluirlas.
- 9- El tiempo es importante.
El tiempo es eso tan simple y tan complejo a la vez. Afecta todo, también a los escritores. No hablamos de tiempos verbales. Esas cosas de la gramática las irán acoplando de a poco. El tiempo es algo que golpea de distintos flancos. Empecemos por algo que se relaciona con el punto cinco (quítate presión) una historia no es algo que tenga un tiempo determinado. No es un embarazo que requiere sí o sí de nueve meses y si te pasás hay complicaciones. Bueno, los escritores profesionales tienen plazos de entrega pero eso, ya lo hablamos, es cuando haces de la escritura tu trabajo. Trabajo= no fun.
Hay que darle tiempo a la obra. No apurarse a terminarla. “Nadie trabaja todos los días durante los meses de calor sin ponerse rancio: hay que tomarse el tiempo de asearse y vivir un poco, no ser un zombi de lápiz, el mundo más allá del escritorio tiene posibilidades que solo puedes explotar si sales y vives un rato” decía el bueno de Hernest Hemingway. Esa idea del escritor encerrado 24/7 escribiendo no es tan real. ¿Existe? Sí, pero no es la norma. Además, el hecho de terminar tu escrito no significa que esté listo. El enólogo no toma el vino al instante que este está preparado. Hay que saber darle al texto ese tiempo de maduración necesario, de añejamiento. “Guarde el relato en un baúl un año entero y, después de ese tiempo, vuelva a leerlo. Entonces lo verá todo más claro”, recomendaba Chejov. Y ¿Qué se hace en ese tiempo de espera? hay que escribir otra cosa “Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte” decía el escritor chileno Roberto Bolaño.
Esta larga charla sobre el tiempo está lejos de terminar. Ya que tomarse su tiempo no significa ir a perder el tiempo por ahí. Hay que tener un equilibrio. El escritor debe robarlo unos momentos al día para escribir. Stephen King dice que él trabaja varias horas al día, todos los días. Incluso cuenta que en navidad o año nuevo deja a su familia brindando sola si es la hora de escribir. Eso es un extremo. Con media hora que le dediques al texto es suficiente. Podés escribir en esos tiempos muertos que te dan las colas de bancos, el trasporte público, etc. Podés escribir o leer, los dos son buenos ejercicios. “La literatura es como el deporte. Si uno quiere sobresalir, hay que entrenar duro todos los días. Es como un músculo que debés ejercitar cada día para poder brillar. Hay que tener dedicación”, recomienda Isabel allende.
En 10 tips para ser escritor, a hablamos de no apurar el tiempo y de no perderlo. Solo una cosita más. Hay veces que tenés que pensar que no sos malo sino que estás en el tiempo equivocado. Esto se refiere a dos caminos. Como ya dijimos antes no tiene sentido contar una historia como si fuera 1700 (contar una historia que pasa en el 1700 es otra cosa) pero tu obra puede ser algo menor en su momento porque tal vez no es la norma de esa época. “Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios”, se quejaba Onetti. Lo que hoy pasa desapercibido el día de mañana puede ser la norma. “No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos –como hacen tantos– para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia”, decía Augusto Monterroso.
Por otro lado, es importante que tu obra trascienda el tiempo en el que nace. Si la atas mucho a tu presente puede pasar a ser solo el reflejo de una época. Pongamos un ejemplo cinematográfico. Matrix les gustó a todos, pero no se puede mirar hoy sin relacionarla con los años 2000. Y no por su premisa, sino porque usó hasta el hartazgo los elementos que eran norma en esa época. 1984 de George Orwell es un clásico, lo que pasaba en ese momento era muy 1984, lo que pasó en el mundo diez años después parecía muy 1984 y lo que pasa ahora parece muy 1984. Y eso es porque resalta los conflictos atemporales y no lo que eran norma de la época. Charles Dickens, que automáticamente nos lleva a la europa de la revolución industrial, sabía que para trascender había que saber ser atemporal. Su novela Historia de dos ciudades arrancaba: “Fue la mejor de las épocas, fue la peor de las épocas”, ¿Cuál?, ¿La que está viviendo?, ¿La que está en la obra? ¿La mía?, ¿Las tres?
- 10- las reglas están para romperse.
Después de estos 10 tips para ser escritor, ¿salen con esto?. Bueno para toda regla hay una excepción que la confirma y la escritura tiene cientos de ellas. Lo más importante de estos tips, además de seguirlos, es entender que podemos no seguirlos. Si analizamos todas las reglas que los escritores tienen, encontraremos muchas casualidades (con ellas confeccionamos esto) pero también muchas contradicciones. Por cada soneto preciso y respetuoso de la métrica de William Shakespeare hay un poema de Vicente Huidobro. Por cada novela de mil páginas llenas de descripciones de Herman Melville hay un relato corto exquisito de Raymond Carver. “Hay que romper las reglas si es necesario”, decía George Orwell. Por cada Boukovsky que aconseja publicar lo que te salga hay un meticuloso Quiroga que te pide: “No escribas bajo el imperio de la emoción”. Borges hizo, con una ironía exquisita, un texto que enumera todo lo que no debe hacer un escritor y lo acompaña con el nombre de un escritor famoso: “Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.”, escribe Jorge Luis. demostrando así que con talento se puede triunfar aunque hagas lo que menos aconsejable.
El fin de esta nota no es que sigas al pie de la letra cada punto, es que termines de leer esto, agarres una birome, un papel y te pongas a escribir. ¿Escribís directamente en la computadora? Ya estás quebrando una de nuestras reglas de escritura. Bien, seguí así. esto fue 10 tips para ser escritor.