El cine y los baños: La intimidad en función de la narrativa

El cine y los baños están más emparentados de los que podemos imaginar. Estas escenas se han reproducido millones de veces, conocemos las más memorables pero ¿cuál es su esencia? ,¿Quién no tiene presente, cada vez que entra en un baño con cortina, la escena de “Psicosis”? están enmarcadas en nuestra memoria y perduran.

el cine y los baños

Por Magali Cristoforo

El baño es un espacio que es propio de nuestra cotidianeidad. Pero, a su vez, los autores le han dado un foco para utilizarlos en la narrativa cinematográfica.

Partiendo de ejemplos usados a lo largo de films, de alguna manera, propongo evidenciar su uso e indagar en el mismo. Frente a esto, podríamos preguntarnos ¿qué relación podemos encontrar entre el cine y los baños?

A partir de una notoria repetición de este espacio en relación a las películas que recuerdo visionar en mi vida, empecé a cuestionarme ¿qué es lo que pasa en el uso de los baños a la hora de elegirlos como espacios en la narrativa?

Considero que, escenas en el baño, se han reproducido millones de veces. Conocemos las más destacables y memorables, pero ¿cuál es su esencia? ¿Quién no tiene presente, cada vez que entra en un baño con cortina, la escena de “Psicosis“? Están enmarcadas en nuestra memoria y perduran. La famosa escena de la ducha se convierte en un momento crucial que redefine el terror en el cine. La vulnerabilidad del personaje en un espacio privado intensifica el impacto emocional de la escena.

 

el cine y los baños
Psicosis (Psycho, EUA-1960) de Alfred Hitchcock

El baño es un espacio donde uno está con uno mismo. Es en el cine, donde la experiencia del usuario hace que podemos estar junto a ese otro. Somos, por un momento, parte de ese mundo al que los demás personajes no pueden acceder pero, el espectador sí. Es aquí que entra la cuestión, una muy importante: compartimos ese espacio de intimidad con el otro. Un espacio que, a cierta vista, suele ser puramente exclusivo del que lo vivencia.

En la experiencia del espectador, los baños son parte de la experiencia de ir al cine. La disponibilidad y limpieza de estos espacios pueden influir en la percepción general de la calidad del cine. Pueden simbolizar la limpieza, la transformación o el desahogo emocional en varias narrativas cinematográficas. A menudo reflejan un cambio en el estado de ánimo de los personajes.

En cuanto al diseño de producción, la forma en que se diseñan y representan los baños en una película puede contribuir a la atmósfera y la estética general. Los detalles en el diseño pueden ayudar a establecer el contexto social y cultural de la historia.

En un análisis cultural, los baños también han sido objeto de análisis en estudios sobre la sociedad y la cultura, mostrando cómo se perciben las normas de género y la intimidad en diferentes contextos. Hay particularmente una escena que se quedó en mi memoria, es un baño donde hay varias mujeres bañandose y mostrando su cuerpo.

La vulneravilidad que genera este espacio puede llevar a diálogos más sinceros y emocionales. Esto puede ser utilizado para profundizar en las relaciones entre los personajes, mostrando su lado más humano.

el cine y los baños
The Dreamers ,( 2003)- de Bernardo Bertolucci.

Los baños también pueden ser utilizados como elementos estéticos en la cinematografía. La iluminación, el diseño y los ángulos de cámara en estas escenas pueden crear una atmósfera específica que contribuye al tono general de la película.

Ahora, no podemos negar lo evidente, el baño es un espacio aséptico y reservado a funciones fisiológicas. Sin embargo, eso no evita que en el cine terminaran tomando el protagonismo para el desarrollo de la trama, los baños pueden ser utilizados como puntos de inflexión en la historia. Un personaje que se mira en el espejo puede tener una revelación sobre sí mismo, o una conversación en un baño puede cambiar el rumbo de una relación. Estos momentos son eficaces para mostrar cambios internos en los personajes.

En otro ejemplo memorable pero poco reconocido como escena principal de este film, no podemos olvidar la enloquecida cara de Jack Nicholson en El resplandor (1980), mientras intenta derribar la puerta para asesinar a su mujer y su hijo. Sin embargo, y aunque quizás se trate de la escena más recordada del film, no se encuentra aquí la más perturbadora de la película teniendo como protagonista el cuarto de baño, sino en la que Jack entra en la habitación 237 y avanza sobre una alfombra, diseñada a base de motivos fálicos, hacia el baño. Todo en tonos verdes: el mobiliario, la bañera, el retrete, las paredes.

La tendencia monocromática se estilaba en ese baño, y su glamour y amplitud podríamos copiarlo en nuestra casa con tonos tierra, actualizando el mobiliario y la ducha, y por supuesto, sin contar con la sorpresa que habita en dicho sitio. Un espacio muchísimo más luminoso y decorado con colores pastel, la cortina se corre y aparece una mujer desnuda que sale de la ducha y comienza a besar a Jack, pero al reflejarse en el espejo el fruto de su deseo se ha convertido en la viva imagen de la muerte. El paso del erotismo al horror a través del espejo.

Aquí surge entonces, una extensión de este tópico: el encuentro de uno mismo cuando se mira en el reflejo. Los espejos, motivos usados exhaustivamente como símbolo en el cine.

 

En Pretty woman, la sonrisa de la novia de América (Julia Roberts) nos enamoró en dicha película mientras cantaba la canción “Kiss” de Prince durante un baño de espuma. Y es que el baño del Hotel Beverly Wilshire ha sido deseado por todas las mujeres del mundo no solo por su elegancia y toque vintage, sino por la historia de amor que transcurre entre esas paredes. De este baño nos quedamos con la grifería cromada en tonos dorados, perfectos para destacar frente a espejos de considerable tamaño.

Martin Scorcese realizó “the big shave”, una película experimental de cinco minutos y medio como proyecto de clase en la Universidad de Nueva York en 1967. La película se describe fácilmente: un joven entra en un baño austero y se afeita repetidamente, cortándose una y otra vez hasta que la sangre le corre por la cara y sobre la navaja, el grifo, del lavabo y el cuerpo. Su último acto de afeitado es decisivo: se corta la garganta pasándose la navaja por el cuello.

Durante todo el rato suena alegremente la grabación de jazz de Bunny Berigan de 1939 de “I Can’t Get Started“. En el título final vemos las palabras “VIET ’67“. “La Gran Afeitada expresa concisamente tanto lo político como lo personal. Pero en la segura domesticidad del baño estadounidense surge la violencia de una guerra que se libra a lo lejos. Un entorno mundano se vuelve confinado y claustrofóbico, no tenemos espacio para retroceder y escapar. Finalmente, la cámara cambia de primeros planos a un plano medio frontal que mira desde el espejo al joven mientras se corta la garganta deliberada y tranquilamente: él es nosotros. El lavabo y el suelo de baldosas, antes puros, ahora están cubiertos de sangre.

Su falta de emoción es ahora profundamente perturbadora, señalando quizás nuestra complicidad voluntaria en la violencia de Vietnam, más que ignorancia o inocencia y haciéndonos parte de una experiencia de la cotidianidad usada para contar algo más.

Una última observación de este análisis es que, en cine, como comente anteriormente, el espejo ha sido un recurso simbólico frecuente. Han sido muchos los/as directores/as que han situado al personaje frente a una imagen de sí mismo o  a veces real otras ficticias, pero casi siempre de forma explícita o implícita, portadora de algún mensaje revelador. El reflejo que el espejo devuelve al personaje podía ser agradable o perturbador, mortificante o magnánimo, incluso el reflejo de una proyección de uno mismo, consciente o no.

 

 

En resumen, aunque los baños pueden parecer un elemento trivial, en el cine son elementos que, aunque cotidianos, pueden tener un impacto significativo en la narrativa y la experiencia del espectador. Su presencia en el cine es rica en significado y función. Son espacios que permiten a los cineastas explorar la psicología de los personajes, facilitar el desarrollo de la trama y añadir capas de humor o tensión a la narrativa.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ARSpanish