El misterio de Labatut: lectura de “Un verdor terrible”

Esta especie de crónica larga con momentos de ficción, fue publicada en el año 2020 por
Anagrama. Desde entonces “Un verdor terrible” ya tuvo al menos quince ediciones y ha posicionado al autor (Benjamín Labatut) como uno de los nuevos genios de la narrativa moderna.

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Por Juan Manuel Ferri

El viernes 27 de septiembre, el escritor nacido en Países Bajos dialogó con Lucrecia Martel
en el contexto del Festival Internacional de Literatura (FILBA), develando algunos de sus
misterios literarios. El encuentro entre la directora de “La Niña Santa” (2004) y el autor de la
reciente “Maniac” (2024), tuvo destellos muy interesantes. Entre otros, se hablaron temas
como la religión, la ciencia y la literatura. Sobre este último, Labatut dejó más de una
reflexión, refiriéndose a la ficción literaria como un “conjuro, un intento de atrapar algo”.
También dijo que es el fruto del empeño por traducir “eso que se le escapa a las palabras”.
Ese es el espíritu de “Un verdor terrible”.

Dividido en cuatro capítulos y un epílogo, el libro es difícil de categorizar y cuando le han
preguntado al respecto, Labatut dijo que el nombre que se le pueda dar al formato de su
obra “da igual”. Lo cierto es que narra la historia de genios que han tenido gran incidencia
en la historia moderna de la física, las matemáticas, la química y la astronomía, entre otras
ciencias. En los primeros capítulos, describe mayormente la incidencia del científico alemán
Fritz Haber en sucesos notables del siglo XX y luego nos conmueve con los esfuerzos
magníficos de Karl Schwarzschild por escaparse de una “singularidad” inevitable. Más tarde
se adentra en el desenfreno del delirio y en el salto del delirio a la locura en un relato casi
biográfico sobre la vida y los desórdenes de Alexander Grothendieck.

En general, la obra demuestra el asombro del autor por esas instancias en que el ser
humano pierde el control, o mejor dicho cuando la razón deja de servir como agente
ordenador. Hay determinados descubrimientos, ciertas genialidades, que han llevado a la
ciencia a dejar de comprender el mundo. La segunda mitad de la obra, titulada justamente
“Cuando dejamos de entender el mundo”, pone en el centro el gran descubrimiento de
Werner Heisenberg, un físico que demostraría de formas complejas y casi siempre
políticamente incorrectas que nadie puede establecer parámetros ni certidumbres sobre el
universo cuántico. En pocas palabras, que hay límites para entender dicho objeto de
estudio, y que esos límites prevalecerán sobre cualquier intento por entender.

Este suceso (que impactó al mismo Albert Einstein), deja claro que hasta en el más exacto
de los mundos puede haber fantasmas, puede haber intentos desesperados por darle forma
a lo no visible. Para Labatut, esto es necesario. Según dijo en una entrevista, “dejar de
entender el mundo es dejar atrás historias simples y ordenadoras. Se trata, al parecer, de
un paso clave para alcanzar cierta madurez humana, para ver “los problemas que hay en el
reverso del ser”. Y cada uno de los “personajes” de “Un verdor terrible”, nobles o no,
conscientes o no, están detrás de esa búsqueda.

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El epìlogo, por su parte, consta de un cuento donde se condensan varias de las inquietudes
de los genios que han sido atrapados dentro de esta suerte de homenaje a la extrañeza que
es el libro. Una manera de decirse que la ficción, en la visión de Labatut, puede acompañar
a la realidad y ayudarnos a “sondear el territorio alocado de la imaginación” o “construir
verdad mediante la mentira”.

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