Crítica no especializada
Días difíciles dan comienzo a este marzo, que puede arrastrar más de un mes con la llegada del otoño, los días más fríos y por supuesto más cortos. Vacaciones forzadas (siempre vienen bien), paranoia en los medios y en supermercados, donde lo primero que se termina es el kétchup y la mayonesa. ¿Puede ser que seamos tan poco revisionistas, o “previsionistas”? La historia lo responde todo, las marchas y las acciones sin ningún cambio positivo nos hacen pensar que, aunque llenemos una plaza, todavía somos menos; una minoría que no puede enfrentar una negligencia, decorada en burocracia y amabilidad superflua, sumado a una generalidad que nos abruma de omisión e indiferencia. Lo bueno es que también somos esa aparente minoría que decidió no cerrar esa caja de pandora que alguna vez abrieron, para buscar y encerrar todo lo que nunca debió quedarse ahí adentro.
Un camino preestablecido, no por el personaje que se eligió, si no por el que le tocó y pelea sus batallas en la arena o el campo donde tenga más libertad. O tal vez sea su única opción, pero esta pelea será siempre por la libertad individual o no. Podemos sumar a otras luchas o continuar luchas que son más largas que un cambio generacional y esa decisión si es nuestra; ¿En qué party nos metemos hoy? ¿Pasa algo si me salgo? ¿Todo lo que hice se guardó?, ¿Puedo volver a empezar?, ¿Sumo habilidades o ya quedaron desactualizadas?, ¿Acá también hay que pagar para ganar? Preguntas a respuestas que no aparecen en ningún lado, solo en los pasos de otros personajes de la historia.
Las mujeres tenemos esos pasos bien marcados; muchos fueron borrados y ahora otras luchan por que sean recordados y continuados. Sin embargo, aún en el año 2020 queda mucho camino por recorrer. ¿Es posible que un hombre gane mucho más que una mujer por el mismo nivel de protagonismo en la misma película?, ¿Es necesario aclarar que hay una mujer al mando del teclado o joystick? ¿Será que no hay mujeres capaces de dirigir una obra de teatro? ¿O simplemente no tienen el espacio?. Leer estas cosas hace ruido, pero lamentablemente a día de hoy siguen pasando. Tomamos espacios protagonistas de importancia y relevancia, ya no somos simplemente un soporte emocional de contención o una escalera para la llegada a la cima de otros. Ya no somos más un personaje de reparto, un NPC, un background character. Ser gamer o dirigir obras de teatro nunca fue solo cosa de hombres. Elegimos el camino protagonista, dirigimos nuestra propia escena. Lo sabemos y vamos a recordárnoslo sea el día que sea. Más que nunca el 8 de marzo.