La vera Magia
Jueves 20:30 – El Camarín de las Musas
Ya había caído la noche del jueves pero el calor no daba tregua, perseguía a todos los que bajaban del transporte con aire acondicionado, para envolverlos con su densidad. Caminaban apurados por la avenida, siendo sus cuerpos extenuados y sus mentes agotadas quienes los guiaban de regreso a la comodidad de su hogar. En esa carrera contra el verano, el miedo a la noche, y las pocas horas que les quedan de sueño, pueden no haber notado que doblando sobre la calle Mario Bravo les esperaba lo que podría salvarlos de la rutina. Porque en esa calle que de teatros entiende, hay uno en especial disfrazado de gran café. Sin embargo no es como los otros, en él, se respira arte desde la vidriera hasta la última pared. Todo el salón tiene el suelo de baldosas blancas y negras e imitando una partida de ajedrez, hay que llegar hasta el final para conseguir lo que uno busca (y me refiero a los tickets para acceder); las paredes también delatan su inclinación artística, hay posters de antiguas obras, y del otro lado una biblioteca, que por lo que esto también, podría parecer una librería. No se dejen engañar por su apariencia, préstenle atención a la fila que se forma junto a la escalera. Ésa es la clave, ahí tan cerca bajando y ubicándose en un asiento, la magia, está por comenzar.
A primera vista en la obra La vera magia, nos encontramos en lo que sería la habitación de cualquier hotel. La cama con frazada blanca, el televisor de pantalla plana y por supuesto, el cercano pero inaccesible frigobar. Éste espacio parece chico pero es tan bien utilizado, con sus entradas y salidas al pasillo, al baño y al balcón, que incluso sabrá adoptar más profundidad cuando un video nos deje ver lo que sucede fuera de campo. Primero destaco esto: la habilidad del director para usar cada recurso de esta difícil locación teatral a su favor y la de los actores, por nunca apelmazarse siendo varios en tan reducido espacio.
Quien nos da el tono de la pieza y la bienvenida a este universo del realismo mágico es Carli (Juan Pablo Kexel), el amigo charlatán y mujeriego que el protagonista lleva de compañía a una convención de magos. Esto nos lo explica de antemano, en una conversación con Renzo (Fermín Varangot), el botones que mantiene la postura y la expresión idéntica a los que todos conocemos, no le interesa lo que escucha y está allí por la propina. Un comienzo cómico y relajado, que nos transmite a todos esa sensación de recién llegados a un lugar vacacional. Para cuando Alan (Gastón Cocchiarale) aparece, ya sabemos qué hace allí y entendemos su estado de histeria: está obsesionado con los dos conejos, Punto y Aparte, que siendo tan inocentes cargan con el peso de devolverle el prestigio mágico perdido hace años. El conflicto, en principio, parece que será ese, por la gravedad del asunto para Alan, que ya lloró y se rio hábilmente en los diez minutos que van de obra. Pero su viejo maestro de magia llega para demostrarnos que es en realidad el rompimiento de su relación amorosa lo que detonará en todo lo demás “ella quiere que sea otro”, es la célebre frase que nos enternece, porque a quién no lo hicieron sentir alguna vez que era insuficiente. Cebrone (Juan Pascarelli), que habla un castellano aún mezclado de italiano, y con quien comparte un vínculo de amor-odio hace años arraigado, viene a proponerle una solución. Así es que presenciamos cómo por primera vez en la vida, Alan tendrá la oportunidad de dejar de lado el ilusionismo para descubrir la verdadera magia (o la vera magia, en italiano), y salvar no sólo su carrera sino también su matrimonio.
En La vera magia, las dos mujeres que actúan en esta pieza dan la primera impresión de extremada rudeza, una actitud que lamentablemente hoy en día tenemos que seguir adoptando para que se nos respete o se nos oiga al estar rodeadas de hombres. Por eso mismo no queda forzada su ira, todas nos vemos reflejadas y hasta admiramos su determinación. Una de ellas es la encargada del edificio, Mirna (Antonela Scattolini Rossi), y sólo está allí para cumplir su trabajo, por lo que rechaza las adulaciones de Carli que no tiene vergüenza para insistirle hasta que ella sale de escena. La otra es Laura (Flor Chmelik Martinec), que se presenta gritando furiosa desde el pasillo hasta que la dejan pasar. Ella viene buscando una explicación de porqué su ex marido está con otras mujeres a dos días de separarse, pero en realidad toda esa furia es claramente reflejo del dolor que le causa el que él hubiera superado lo suyo tan rápido y que continúe siendo el mismo: alguien que prioriza su decadente carrera por sobre el bienestar de su familia.
Aunque uno no sepa en qué puede desembocar el accionar y la motivación de cada personaje, las consecuencias de la magia oculta que implementó Cedrone no tardan en aparecer. Distender riendo, y que la histeria de lo que sucede cuando llega el momento de la presentación, sea tan delirante pero ordenada, es lo que hace a ésta obra interesante a cada momento y cómica de principio a fin. Todo estalla de manera inesperada y el clímax sabe hasta superar la expectativa generada.
Todas las actuaciones en La vera magia, son perfectas, cada personaje tiene un arco en la trama, por más chico que sea, y se desenvuelve influyendo en la historia a su manera. Los diálogos son súper dinámicos, nos enteramos cosas constantemente y nos reímos ante sus respuestas irónicas o inocentes. Pero si hay algo que hace que todo esto funcione, además de la fuerte conexión que el grupo mantiene, es la habilidad interpretativa de su capitán. Todo recae en Alan (o su doble), y sin embargo se toma el tiempo de sentir, de pensar en escena y responder honestamente. Dejándose atravesar, poniendo en su lugar a su amigo, siendo intermediario entre él y Mirna, pidiéndole perdón a su esposa, pero no por eso dejándose pisotear. Es un personaje que atraviesa todos los matices posibles que puede parecer otro con sólo mirarse al espejo y pensarse como el doble de Alan en que termina por convertirse. Bravo por Gastón, que supo hacer de dos personajes a la vez igualmente entrañables, por los actores que mantienen el ritmo de la comedia impecable, por el texto tan original, que va entre la realidad y la magia armoniosamente y la dirección, que hace que todo ello funcione. Sin lugar a dudas, una obra que no tiene un segundo de desperdicio y que hace reír sonoramente, mientras nos hace replantearnos si no estaremos descuidando a nuestros afectos por enfocarnos plenamente en nuestra carrera, y de ser así… ¿está mal perseguir el sueño capaz de hacernos felices, por más descabellado que sea?
Esto es La vera magia.
Por Julieta Dahbar
Quiénes son los indicados para ver La vera magia: toda la familia, tíos, abuelos, hijos, nietos. Es ATP y aunque quizás los adultos se sientan más identificados, estoy segura de que los chicos también comprenderán de qué va. El humor también es físico y es universal. ESTA OBRA POSEE DESCUENTO PARA JUBILADOS Y MENORES DE 30 AÑOS. PARA OBTENERLO RESERVÁ TU ENTRADA PARA LA VERA MAGIA ACÁ:
Ficha técnica de La vera magia
Elenco: Gastón Cocchiarale, Juan Pablo Kexel, Juan Pascarelli, Flor Chmelik Martinec, Antonela Scatolini Rossi, Fermín Varangot.
Asistencia de dirección: Juli de Moura.
Dirección: Francisco Prim.
Texto: Mariano Saba
Diseño y realización escenográfica: José Escobar y Alicia Leloutre.
Diseño de luces: Ricardo Sica.
Diseño y realización de vestuario: Jam Monti.
Fotografía: Nacho Lunadei.
Coreografía: Pamela Garegnani.
Actrices del video: Flor Malajovich y Patricia Fishman.
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