Audiolibros: Nueva vida para un viejo formato

La literatura tiene cierto purismo anacrónico. Como si esta solo pudiera consumirse de una sola forma: leyendo. La cuarentena del año 2020 disparó los números de descargas y ventas de audiolibros en todo el mundo. Recuperó a viejos lectores e integró a los fanáticos que no pueden acceder a una literatura tradicional.

Audio libro | CnE

Una vieja herramienta.

“Mary tiene un corderito” o “Mary had a little lamb” es una popular canción infantil del cancionero estadounidenses. Este tema tiene el el privilegio de ser lo primero que el inventor Thomas alba Edison grabó en un fonógrafo. Este aparato, creado por 1877, fue el primero capaz de grabar y reproducir sonido. Algo novedoso para la época.  

Edison decidió grabar la conocida canción de cuna para sorprender a su hija. Pero si había algo que el científico de Ohio amaba más que inventar era el dinero que podía hacer con sus creaciones. La posibilidad de grabar sonidos podría llevar el mundo literario a millones de personas que no tenían acceso a este ya sea por: su economía, su nivel cultural, una discapacidad visual, entre muchos otros factores.  

Fue así que Edison intentó que su nueva creación sirviera para que la gente pudiera “escuchar” sus libros favoritos. Sin embargo, la poca capacidad que tenían los rollos para grabar ocasionaba que se necesitaran muchos de estos para poder reproducir una obra breve completa. Apenas si se podían grabar pequeñas canciones y poemas. El sueño de Thomas quedó trunco por las restricciones tecnológicas de la época. Pero la semilla del audio libro ya había sido plantada. 

Funcionamiento de un fonógrafo de rollos.

Una necesidad

En un pequeño relevamiento realizado por este medio, preguntamos a los lectores si preferían consumir libros con una lectura tradicional o a través de audiolibros. La gran mayoría optó por la lectura tradicional en papel, argumentando que era la mejor opción para disfrutar de una obra literaria. Muchos de los que eligieron el formato de audiolibro, aclararon que solo les interesaba para consumir clásicos universales antiguos, ya que estas obras tienen un lenguaje poco atrapante para la lectura actual. Es decir, exigen del consumidor una concentración y trabajo mental mayor que otras lecturas. El nivel de cansancio mental del trajín moderno aleja a los lectores actuales de este tipo de obras. Sobre todo, si es que estos solo buscan un modo de entretenimiento para desconectarse de la rutina. 

¿Por qué hay un crecimiento tan grande de los audiolibros y las plataformas que los distribuyen? Tenemos que entender que no todas las personas tienen la misma facilidad para acceder a la lectura. Esto es algo histórico. En la antigüedad, al ser la mayoría de la población analfabeta, los trovadores y narradores orales que esparcían las historias entre la población eran sumamente respetados. En la actualidad, aunque “teóricamente” el total de la población debería estar escolarizada, tenemos personas que encuentran barreras para ingresar a la lectura. 

Patricia Pallero es escritora y ha incursionado en los audio cuentos como un retorno a los orígenes de la literatura, que en un principio era de transmisión oral. Su libro infantil “Cuentos que viajan” fue grabado en formato audiolibro con la ayuda de docentes y vecinos durante la cuarentena del 2020. “Los niños están más cercanos a la oralidad. Pero me he sorprendido porque a los adultos también les gusta escuchar. Por supuesto que la música y los efectos ayudan a crear la atmósfera narrativa adecuada.  Y entran en juego otros sentidos”, afirma Patricia.

Su proyecto fue declarado de interés legislativo municipal por el gobierno de la ciudad de Saladillo (Argentina) y generó dos nuevas obras en formato audiolibro: “Saladillo cuenta” y “Cuentos históricos”. “Nosotros trabajamos con la literatura oral para preservar costumbres”, afirma Patricia. 

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Patricia Pallero con uno de sus libros en formato físico.

Trasmedia

Los avances de las plataformas de podcast han emulado a formatos como los de las series audiovisuales adaptándolas a una especie de “series sonoras”. Los que se hacía en la radio hace más de cien años y se llamaban “Radionovelas” o “Radioteatro”. Esta forma de entretenimiento ha vuelto con mayor fuerza empujados por la encierro de la pandemia. Obras como, por ejemplo, “Caso 63” en Spotify, han tenido una buena recepción y se preparan nuevas temporadas. Los podcast han absorbido a ese titán inoxidable que es la radio haciéndolo evolucionar a un nuevo producto sin publicidades y que habla solo de lo que queremos y en el momento que queremos.  

Trailer de la audio serie “Caso 63”

Leer en papel es un ritual que necesita de algunas condiciones especificas: tiempo para leer, un libro, un espacio físico, silencio, concentración, etc. El primer escollo puede encontrarse en el libro, hay que entender que no todos pueden encontrarse en las librerías de los distintos paises. Hay escritores y editoriales independientes que no pueden costear los gastos que implica la exportación de libros fisicos a otras regiones o cantinentes. Por lo que el formato digital del audio libro es un gran aliado para atravesar las fronteras. 

“El audiolibro no es un formato que personalmente consuma ni me convenza, prefiero los libros leídos, pero es un mercado que existe y al que puede ser interesante llegar. Me permite llegar a otro tipo de consumidor y cualquier lector es bienvenido”, dice Ager Aguirre, escritor de Vizcaya (España). La posibilidad de publicar su obra en audiolibro llegó de la mano de “Audible” luego de ser finalista del premio literario Amazon 2018. Audible es una de las plataformas que más ha crecido en los últimos años en cuanto a producción de audiolibros de autores independientes. Esto tira por bajo la alfombra la idea que los únicos audiolibros que se escuchan son los clásicos universales.

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Una de las novelas de Ager Aguirre en la plataforma Audible.

Plataformas como AudibleStrotytel son las más representativas a la hora de hablar de producción de audiolibros. Sin embargo, la inclusión en este campo de medios como SpotifyPodimo (plataformas históricamente relacionadas a la música y los podcast) dan cuenta del avance de los libros en formato audio y como a los lectores no les importa pagar por estas plataformas de streaming a cambio de productos de buena calidad. 

“El audiolibro suma lectores; mejor dicho, audio lectores. Recupera a aquellos que habían dejado la literatura. La mitad de los consumidores de audiolibros son personas que no habían leído un libro en papel el último año. Son nuevos lectores pero en otro formato”, explicó en una entrevista Eugenia Bascarán, directora editorial para Latinoamérica de Storytel

En el mundo moderno del multitasking, el audiolibro es una gran herramienta para no abandonar la literatura. Es un aliado para aquel que no cuenta con el tiempo necesario para agarrar el libro y sumergirse por horas solo en su lectura. 

“Sin duda, la pandemia incrementó el consumo. Lo que antes era elegido para los viajes empezó a ser consumido como dinámicas del confinamiento, mientras se hacían cosas en la casa o porque no se podía ir a buscar una librería o para alejar a los niños de las pantallas. El audiolibro es un formato muy generoso, son historias compartidas que permiten dar un valor adicional al tiempo”, explicó en una entrevista José Alberto Parra, Country Manager de Storytel para Latinoamérica. 

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La producción

Se ha avanzado mucho desde esa pequeña canción de cuna grabada por el mismo inventor en rollos de papel alumino hasta los multimedios dedicados específicamente a la grabación de material escrito. Como toda creación artística, los audiolibros pueden realizarse por profesionales que le den a la obra un mayor nivel de producción. “Grabar un audiolibro requiere un gran rendimiento vocal. Las sesiones de grabación son de alrededor de tres a cuatro horas”, explica la locutora y actriz de doblaje, Claudia Bergalo. Ella ha sido seleccionada por editoriales y autores para ponerle la voz a sus libros y trabaja para plataformas como Storytel y streamreaders.

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Claudia Bergalo es también docente y directora de doblaje en el instituto Éter.

Claudia cuenta que con la pandemia del Covid -19, los podcast y la posibilidad de escuchar libros a pedido han crecido de forma exponencial, generando mucho trabajo para locutores y actores de doblaje. Los audiolibros no son solo una persona leyendo el libro en un micrófono, se necesita de gente idónea para crear un producto que esté a la altura de la imaginación del lector. “Alrededor del audiolibro hay una meta producción. El género de la voz, la interpretación, si es una voz joven, o una voz madura, etc”, explica Claudia.

Un buen audiolibro no es solo leer y ya, hay que darle vida al texto y a los personajes. Y aunque la selecciones de las voces para un audiolibro se realiza en conjunto entre los escritores y las editoriales, hay autores que deciden ser ellos mismos los que le ponen la voz. Esto no significa que el libro carecerá de producción. El autor deberá grabar en un estudio, con la ayuda de profesionales de audio y la orientación de locutores y actores de doblaje. “El periodista Reynaldo Sietecase grabó su anteúltimo libro en nuestro estudio de grabación”, cuenta Claudia. 

Reynaldo Sietecase lee un fragmento de uno de sus audiolibros.

Un servicio para ayudar a otros

Los especialistas aseguran que la lectura acompañada por el audio de la obra ayuda a millones de estudiantes con trastornos que dificultan el aprendizaje como la dislexia y el T.D.A (trastorno de déficit de atención).La lectura mejora enormemente cuando pueden escuchar y ver la palabra impresa al mismo tiempo. Del mismo modo, el audio de un libro es una herramienta sumamente importante para las personas que sufren alguna discapacidad visual.  El sistema de lectoescritura braille es la puerta a la alfabetización, la lectura en silencio y la autonomía de estos, pero tiene el problema del tamaño. Cien páginas en tinta son unas cuatrocientas en braille. Ahora imaginen el espacio que llevaría traducir la saga de “La torre oscura” de Stephen King o todos los libros del universo de “El señor de los anillos” creado por J. R. R. Tolkien.

Tiflolibros es la primer biblioteca digital para ciegos de habla hispana. En sus más de veinte años de vida ha logrado recolectar más de 34 mil audiolibros al que acceden personas de América, Asia y Europa. A partir de esta biblioteca se creó también la asociación civil sin fines de lucro Tiflonexos. El propósito de Tiflonexos es ayudar a las personas ciegas a acceder al conocimiento a través de las posibilidades que brindan la tecnología.

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pueden conocer y ayudar el proyecto Tiflonexos aquí.

La lectura por parte de terceros a sido una ayuda fundamental para que las personas con algún impedimento accedan a sus obras favoritas. “Yo descubría un texto leyéndolo en voz alta, mientras Borges, por su parte, utilizaba los oídos como otros lectores utilizan los ojos para recorrer la página en busca de una palabra, de una frase, de un párrafo que confirme lo que recuerdan.  Mientras leía, él me interrumpía a veces para hacer un comentario sobre el texto, con el fin (creo yo) de tomar nota mentalmente”, cuenta el autor Alberto Manguel en su libro “Historia de la lectura” sobre como leía para un Borges ya despojado de la vista.

por Ezequiel Olasagasti

pueden leer otras notas de Ezequiel aquí o en sus podcast

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