La adaptación de la saga de novelas fantásticas e infantiles de Carole Wilkinson llega a la pantalla grande de los cines argentinos este 24 de octubre con una iniciativa distinta, pero ¿Realmente hace leyenda?
Ping, una huérfana rescatada por una sirvienta del reino de China, es elegida para ser la guardiana de los últimos dragones con vida, que están enemistados con los humanos. Ella debe huir con Danzi, otro dragón, y devolver el huevo de su bebé al océano para salvar a su especie de la extinción en una aventura peligrosa en la que Ping aprende a liberar su poder y a ser dueña de su propio destino.
La imagen mostrada de esta película se asemeja a una animada infantil de aventura y acción.
Si bien cumple esta caracterización, plantea un escenario y construcción del mundo ficticio con tintes más oscuros y crudos.
Es un reino con sirvientes y “amos” que los maltratan y dragones enjaulados, que son incluso explotados físicamente después de su muerte.
No se trata de escenas perturbadoras, sino que se basan en un trasfondo más duro y por ende, un impacto más fuerte en el público joven.
El doblaje en español latino es una búsqueda a un acento levemente extranjero y estirado.
El producto resulta poco convincente y recae en pronunciaciones extravagantes que distraen por el esfuerzo que supone entenderlas.
De hecho, varios tonos recuerdan a voces ya escuchadas, como Ping con Coraline y del Maestro Lan a Yoda.
Se reutilizan elementos vocales ya vistos y exitosos, sin conseguir un material que destaque por su originalidad.
El diseño de personajes también repite la fórmula de agrupar aquello que funcionó en su momento.
El capitán se muestra como la viva imagen de Li Shang, de Mulán, y el villano como Jafar, de Aladdín.
Las difuminaciones en el paisaje y la paleta opaca, sobre todo para las escenas crudas, recuerdan al estilo de Coraline y Monster House, al igual que sus tramas levemente sombrías.
Hua Hua, el roedor amistoso cuidado por la protagonista, es un recurso de alivio cómico y enternecedor trillado.
Es sencillo empatizar con este personaje, pero carece de un propósito más profundo en la trama.
Su superficialidad sirve para acompañar a la protagonista y aportar un tono ameno, divertido y ligero a una narrativa densa.
En cuanto a la sirvienta que cuida a Ping, solo es un recurso inicial y medio para impulsar el desarrollo y la evolución de la protagonista.
Lo mismo sucede con su maestro, que suma una escala de grises a la moral de los personajes.
Añade, además, una secuencia de entrenamiento que recuerda de forma muy poco sutil a las de Star Wars y Kung Fu Panda.
Este grupo de personajes es desaprovechado, así como las expectativas que se generan respecto a las escenas de acción.
Las animaciones se vuelven toscas, repetitivas y no se condice la gran expresividad de los rostros con las voces correspondientes al doblaje.
En tanto a las luchas, se detienen en los momentos más atractivos e impactantes visualmente.
A esto se suma el cierre decepcionante, en el cual se olvida completamente los inicios de Ping en su reino con la sirvienta que la rescató y cuidó.
Aun así, el final abierto permite generar la suficiente intriga y curiosidad por la segunda entrega.
“La leyenda del dragón” (Dragonkeeper, 2024) es un intento de iniciativa animada distinta, pero que se mantiene dentro de los estándares y filmes ya vistos.
Consiste en un esfuerzo por crear material nuevo que se sitúa en un punto intermedio, combinando y reutilizando elementos preexistentes. Aunque la experiencia es entretenida, tiende a ser olvidable y poco memorable en su género.
Ficha técnica:
Duración: 1h 40min.
Género: Aventura, Animación, Familia.
Director: Salvador Simó.
Guionistas: Ignacio Ferreras, Carole Wilkinson.
Reparto: Mayalinee Griffiths, Bill Nighy, Anthony Howell.
Título original: Dragonkeeper.
Puntaje:
⅗ ✰