Torkins es una serie animada argentina de terror y suspenso desarrollada por la productora independiente ONOMATOPEYA, bajo la dirección de Facundo Nicolás Suárez y Lautaro Zalazar Bottcher. Onomatopeya viene moviéndose en distintas ramas audiovisuales: cine, animación, videojuegos y más.

Por Ezequiel Olasagasti.
Torkins es la nueva serie animada de terror de la productora Onomatopeya. Aunque aun no vio la luz su primer episodio, llamado “La cripta anónima”, la producción ya viene cosechando elogios. Fue seleccionada para ser parte del festival nacional ETREUM de este año, así como por el 24 Frame Future Film Fest 2025 (Italia). También para el First -Time Filmmaker Sessions Vol. 4 de Reino Unido, el Vudú Horror Fest de ciudad de México.
ONOMATOPEYA es una productora audiovisual con un fuerte enfoque en lo experimental, sonoro y narrativo. Fue finalista en el Buenos Aires Rojo Sangre 2024 con su cortometraje Juntas, producido en tan solo 72 horas, y también participó con Arriba, un cortometraje de terror en formato found footage que luego se transformó en un videojuego inmersivo y accesible, que participó de la EVA 2025, destacando por su innovación en diseño sonoro.
Hablamos con Facundo Nicolás Suárez, quien junto a Lautaro Zalazar Bottcher, son los directores del proyecto.

¿Qué es Onomatopeya y cómo nace?
Quizás mucha gente haya decidido hacer una productora porque uno tiene ganas de hacer cosas y se da cuenta de que no da abasto para hacer las cosas solo o se encuentra con gente que quiere hacer lo mismo que uno. En mi caso, me pasó un poco de las dos; haciendo la licenciatura en artes electrónicas, siempre busqué vivir del arte. Tuve la suerte de siempre poder trabajar de eso, haciendo varias cosas que me llevaron hasta la producción de artistas musicales como Brenda Asnicar y Lolo Fuentes.
Tenía un interés genuino en otras áreas más allá de lo musical. Por suerte, tuve la posibilidad de encontrarme con varias personas, como Lautaro Salazar. Él apareció en una convocatoria que hice para un proyecto musical que tengo, pero resultó que era guionista y escritor además de guitarrista. Ahora encara él principalmente los guiones de las producciones que hacemos. También está la actriz Macarena Senesi; hemos hecho cortos, estamos trabajando en nuestra película ómnibus y participó de Torkins. No me quiero olvidar de Antonella Marcelli y Agus Tasner, que son actrices. Se podría decir que nosotros cinco somos el núcleo de la productora.
Y se me hace difícil que hagan todo lo que hacen siendo una productora independiente ¿no?
Mirá, hace poco nos fuimos de gira con el proyecto musical que se llama “Segundo nombre”. Queríamos grabar un cortometraje en la costa atlántica. Pensamos cómo nos podíamos financiar. De ahí salió la idea de organizar la gira con la banda. Nos pagaban por tocar, pero también Agus y Anto se ocupaban de grabar y hacer fotos del show para los bares que nos contrataban. Con eso financiamos la gira; entre la mañana y la tarde filmábamos para la película ómnibus que estamos haciendo y a la noche tocábamos con Segundo nombre. La posibilidad que nos da tener un grupo interdisciplinario está buenísima porque somos directores en un momento, después las chicas son fotógrafas. No ganamos plata en sí de la gira porque todo lo reinvertimos en la producción, pero sí, justamente, nos sirvió para eso mismo que fue poder financiar nuestra película.
Juntas y Arriba, dos de sus cortometrajes, tuvieron muy buena recepción en el festival Buenos Aires Rojo Sangre, ¿y fueron seleccionadas en México también?
Sí, exactamente. Juntas quedó como finalista en el Buenos Aires Rojo Sangre y también estuvimos en el Vudoo Horror Fest que se realizó en México. Arriba fue un corto que filmamos como un ejercicio porque queríamos innovar con la estética del Found Footage. Fuimos a, literalmente, una casa abandonada en General Rodríguez, cerca de un hospital. Por suerte salió bien (risas). Teníamos el dato de ese lugar, nos metimos con Lauti unos minutos antes para asegurarnos de que no hubiera nadie, ni siquiera alguien durmiendo adentro.
Creo que lo filmamos en 20 minutos, hicimos tres o cuatro tomas y nos fuimos. Fue un ejercicio que después nos permitió hacer “Giran”, otro found footage más largo que sería lo que queríamos filmar posta. Igual este ejercicio que era Arriba pensamos hacerlo un también un videojuego. En 2023 hicimos Kudewe, un videojuego con el que ganamos como mejor idea original en el EVA de ese año. Hicimos el videojuego de “Arriba” inspirados en el corto del mismo nombre. Los tres proyectos pudimos hacerlos nosotros con Onomatopeya.
Fue una linda sorpresa que nuestro corto “Arriba” también quedara para el Buenos Aires Rojo Sangre, que creemos que es el festival de terror más importante de Argentina. Nos puso re contentos y nos dio ánimos para hacer futuras producciones.


Bueno, su nueva producción es Torkins, una serie animada basada en el terror. ¿Qué nos podés contar de este proyecto?
Con Lauti queríamos trabajar en una serie animada. Si bien lleva mucho laburo, como productora independiente nos permitía contar otro tipo de historias. Historias que, por presupuesto o por lo que son los efectos especiales, se nos hace difícil hacerlo en carne y hueso.
Podemos dibujar cosas que no podríamos salir a filmar por presupuesto; podemos dibujar una explosión, no tenemos que explotar nada. Es mucho trabajo igual. Para el primer capítulo hicimos 100 dibujos más el laburo de animación y la postproducción. Y otra cosa que nos gusta de Torkins, ya que trabajamos con dibujantes y otros actores y actrices, es que hacemos todo en paralelo. Unos hacemos el audio, mientras otros están haciendo los dibujos, Lauti el guion. En dos meses podemos tener el corto terminado.
Entiendo los pros que tiene esto, pero me imagino que se encontraron con problemas nuevos, ¿no?
Exactamente. Uno, creo que por ser algo animado, va a ser todo mucho más fácil y, aunque hay cosas que sí, como dijimos, lo de hacer una explosión, si quiero hacer que un personaje se mueva de un lado a otro, es complicado. Si lo filmo, es algo que filmé y se terminó; acá cada movimiento hay que dibujarlo.
El sonido también, hay que hacerlo desde cero. Si querés que se abra una puerta, tenés que poner el sonido de la puerta abriéndose. Hay mucho más trabajo de posproducción con respecto a filmar una película. Tal vez con lo que haces de dos o tres días de rodaje podés tener material para el crudo de un corto. En la animación, por la calidad que queremos darle, nos lleva casi dos meses hacer un capítulo. Son dos desafíos distintos y divertidos de encarar.
¿Tiene otras herramientas la animación?
Me interesa aprovechar la narrativa propia que tiene la animación. ¿Qué cosas puedo explotar que solo tiene la animación y no el formato de carne y hueso? Que haya una transformación, que un animal pueda hablar o que se mueva de determinada manera. Son cosas que también se pueden hacer en el formato de carne y hueso, pero son más propias de la animación.

¿Sobre qué trata Torkins?
Torkins es un pueblo ficticio de Argentina (o no, no lo sabemos) al cual solo se puede acceder en tren. A cada persona que llega lo recibe un guardia, que sería uno de los pocos personajes recurrentes. En cada capítulo hay historias distintas, pero todas en este mismo universo. No queda claro si Torkins es un pueblo donde pasan cosas, un pueblo fantasma, el infierno o qué. La física de Torkins tampoco está clara. El tren a veces pasa cuando vos querés que pase, a veces pasa una vez por año.
Es un lugar bastante particular donde ocurren historias e interactúan personajes que muchas veces están buscando algo o tratando de encontrar alguna respuesta. Por ejemplo, un antropólogo que llega a investigar una cripta, o un hombre que tiene que pasar la noche en un bar esperando que vuelva a salir el tren, o alguien que llega buscando arreglar el reloj de su padre que fue construido en Torkins. Es un universo que nos divierte conocer. Siento que Torkins ya existe y que lo único que hacemos nosotros es descubrir las historias que hay en Torkins.
Tanto en Torkins como en sus otras producciones apuestan a lo fantástico y al terror. Un género no muy valorado por la crítica y que siempre lleva más esfuerzo de producción. ¿Por qué decidieron ir por este camino aun sabiendo de estas complicaciones?
Creo que con Onomatopeya nos caracterizamos por ir a buscar esos límites que tiene el arte. Cuando nos fue bien con Kudewe, nuestro videojuego, ganamos por mejor idea original. No por mejor videojuego o mejor narrativa o alguna otra cosa. Ganamos por mejor idea original. Creo que desde Onomatopeya tenemos eso para aportar. El terror nos atrae. Hablamos mucho con gente del cine y ellos nos contaron que cuando estudiaban decían que querían hacer terror y les contestaban como que eso no era cine. Como pasa con la comedia. Parecería que son tomados, por cierta gente, como géneros menores. Donde dicen que no, que eso no es arte o eso no es cine, es donde más nos gusta estar con Onomatopeya. Ustedes piensen lo que quieran; para nosotros ahí sí hay un espacio que vale la pena desarrollar.
Tiene un público muy fiel
Tiene un público fiel y que también es más crítico. Es gente que le apasiona y es muy leal. No sé si eso puede pasar en el drama. Además es muy amplio, tenés un terror psicológico, pero también uno bizarro. En el festival Buenos Aires Rojo Sangre hemos visto producciones que pueden ser una comedia y pensábamos. El género bizarro te permite ampliar tanto que te permite jugar.
Creo que en Argentina fue muy bastardeado el género hasta que a Demián Rugna se le ocurre sacar “Aterrados”, que de repente tiene un éxito comercial en Netflix. Entonces empezaron a decir: “Ojo, tal vez no era que no podías ganar plata con esto”. Podía haber quedado como una excepción, pero después llega “Cuando acecha la maldad” y nuevamente la empieza a romper en un montón de festivales y espacios. Hoy en día, “La sustancia” fue nominada a un Oscar.
Creo que la gente se dio cuenta de que no había que bardearlo tanto al terror, sino que es un universo nuevo que te permite explorar un montón de narrativas. Con onomatopeya nos gusta estar en este terreno y por ahí allanarlo para las futuras generaciones. Para que no pasen por lo que pasamos nosotros. Que tengas 15 o 16 años, quieras hacer tus primeros pasos en el cine y que venga alguien y te diga “no, eso no es cine”. Al contrario, que te digan “Sí, existen aterrados, existe ‘Cuando acecha la maldad’” y soñamos que el día de mañana alguien diga “Quiero hacer una serie animada como Torkins”.

Cuando pienso en animación argentina, creo que siempre los chistes o la historia son muy nacionales, como que solo lo entendemos nosotros. Por ejemplo, se me ocurre “Alejo y Valentina”. ¿Ustedes con Torkins apostaron a algo muy nacional o algo que pueda consumirse afuera sin problemas también?
Lo que buscamos con Torkins fue no ser un cliché, pero que al mismo tiempo tenga nuestra identidad. Quizás el día de mañana se doble, que dejen de ser nuestras voces y sean las de actores de doblaje de otros lugares. Nadie en Latinoamérica habla en un completo neutro. Lo hicimos con los modismos y la forma de hablar nuestra, pero sin caer en el cliché. No decimos “che” todo el tiempo ni hacemos chistes de Messi o Maradona. Tal vez eso hizo que llamara la atención de festivales en Italia y México. Queríamos que la raíz fuera nacional. El otro día hablábamos con un colega mexicano y nos decía que parece que en todas las producciones los mexicanos siempre son narcos y están en sepia. México tiene su identidad como Argentina, pero no podemos caer en el cliché.
¿Sería como representar a argentina solo con Buenos Aires?
Exactamente. Lauti es del Chaco, por ejemplo. Y trabajamos con mucha gente de otras provincias. Si bien es cierto que mucha de nuestra actividad comercial la hacemos en Capital. Pero tenemos una identidad más de provincia y buscamos tocar más lo federal en nuestra forma de hacer arte.
¿Ustedes hicieron las voces en Torkins? ¿Cómo fue eso para vos y Lauti que no son actores?
Para los dos fueron las voces más difíciles. El guardia es el personaje más difícil porque es recurrente. Como productora independiente, a veces le pedimos a alguien de favor que se haga una voz, ya que es algo de una vez. Tenemos muchos amigos artistas que nos dan una mano. Entonces le dije a Lauti que, como el guardia aparece todos los capítulos, tenía que ser uno de nosotros. Porque no podemos estar seguros de que el actor podrá ayudarnos toda la temporada.
Acordamos que Lauti daba más para la voz del guardia. Fue un re desafío; a él no le gusta como quedó su voz, pero para mí quedó un muy buen resultado. Encima es el primero que habla en el primer capítulo, pero se ve que mal no está porque a la gente del festival de Italia le gustó (risas). A mí me tocó la voz de un cochero que es un personaje más secundario. Pasa que es la voz de una persona grande. Me costó; me ayudaron mucho Anto y Agus, que me hicieron de couch actoral. Este año me anoté en clases de teatro porque entendí que no es lo mismo filmar actores que ser actor. Entendí que para dirigir mejor a los actores yo tengo que ser actor también. Sacando a Lauti y a mí, todos los actores que trabajaron en Torkins son profesionales, obvio.
Una producción independiente siempre tiene ayuda de amigos que le hacen un favor porque no tiene presupuesto. Ahora, ¿puede una productora, por la desesperación de no tener presupuesto, caer en el uso de IA para algunas cosas? ¿Qué piensan de su uso?
Por suerte nunca tuvimos la necesidad de implementarlo en Torkins. Hay una frase que dice algo así como: “Yo quiero que la inteligencia artificial lave los platos, cocine y barra, así yo puedo hacer arte”. Creo que puede haber inteligencia artificial, pero la verdad que nosotros buscamos hacerlo nosotros porque es lo que nos gusta hacer. Este proyecto nadie nos está pagando por hacerlo, lo hacemos porque tenemos ganas de hacerlo. Obviamente, queremos que le vaya bien y que incluso pueda estar en una plataforma.
Tenemos un equipo bastante completo y nunca tuvimos ni la necesidad ni el deseo de usar IA. Como yo vengo de las artes electrónicas, tampoco es que esté en contra de usarla. Tengo colegas que la usan. Lo que le recomendaría a la gente es que busque la forma de usar la IA para hacer algo propio con ella que no se podría hacer con otra cosa. Un ejemplo que se me ocurre es el “Net art”, que es un arte electrónico que solo ocurre en internet porque necesita las cosas de internet para existir. No es subir un video a internet, sino que es, por ejemplo, entrar a una página que parece destruida, pero cuando ves el código fuente, son los planos de una bomba. Eso no lo puedo hacer más que en un soporte de internet.
Me gustaría, por ejemplo, usar la IA para que cada persona que entre a ver un capítulo de Torkins escuche un diálogo distinto de los personajes. Es decir, no algo que pusimos en el guion, Lauti o yo, algo que no sabe nadie. Crear un software que esté hecho para darle un diálogo distinto a cada persona que entra. Eso sería arte electrónico y sería algo que solo podemos hacer con IA. Es más interesante que solo pedirle que me haga una voz.

¿Qué planes tiene Onomatopeya para el futuro y qué planes hay para Torkins?
Tenemos grandes proyectos a futuro. En el área de Torkins ya estamos haciendo el capítulo 2 y ya tenemos el guion del capítulo 3. La idea es tener los tres dando vueltas para fin de año. Obviamente, nos encantaría arreglar algo con alguna distribuidora o alguna persona que nos dé una mano para que ese material pueda estar en una plataforma y nos ayuden a financiar el proyecto. Después, estamos encarando una película ómnibus (película que tiene varias historias), que forma parte del universo de “Arriba”, con los enmascarados y las sectas para seguir desarrollando ese universo.
También seguimos desarrollando videojuegos; queremos desarrollar uno de Torkins, pero también estamos haciendo Kudewe 2. En este estamos con la idea de incorporar el micrófono como un input, o sea, un control más. El mundo del audio es un lugar para innovar también, ya que no hay mucho abordado en los videojuegos. También, siguiendo con eso, queremos hacer la audioserie de Torkins. Creemos que es importante para la accesibilidad. Estamos con algunos proyectos científicos también, que es algo que nos apasiona. Pero ahora lo que más nos apasiona es Torkins; queremos seguir trabajando en ella mientras, en paralelo, filmamos nuestra película ómnibus.